LA INFANCIA DE UN JEFE (Jean Paul Sartre)
"Bérgere obligaba a Luciano a desatarse la corbata y a abrirse la camisa y después lo conducía, muy confuso, ante un espejo y le hacía admirar la armonía encantadora de sus mejillas rojas... entonces rozaba ligeramente las caderas de Luciano y agregaba tristemente: "uno debería matarse a los veinte años"
"Ahora, con frecuencia, Luciano se miraba en los espejos y aprendía a gozar de su joven gracia llena de torpeza y comenzaba a creer que tendría la vida breve y trágica de una flor demasiado bella".
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