MONO Y ESENCIA (Aldous Huxley)

En el campo de la política el equivalente de un teorema es un ejército perfectamente disciplinado; y un Estado policial bajo una dictadura es el parangón de un soneto o una pintura. El marxista se considera científico y a esta pretensión el fascista añade otra: es poeta, el poeta-científico de una nueva mitología. Ambos tienen justificación en sus pretensiones; porque ambos aplican a situaciones humanas los procedimientos que han resultado eficaces en el laboratorio y la torre de marfil. Simplifican, abstraen, eliminan todo lo que a su propósito, es impertinente y pasan por alto todo lo que les place considerar no esencial; imponen un estilo, fuerzan los hechos a verificar una hipótesis favorita, consignan al cesto de los papeles todo lo que, en su pensar no alcanza la perfección. Y por su obrar así como buenos artistas, sólidos pensadores y expertos experimentadores, las cárceles están llenas, se hace trabajar como esclavos a los herejes políticos, se desconocen los derechos del mero individuo, se asesina a los Gandhis y, de la mañana a la noche, un millón de maestros de escuela y locutores de radio proclaman la infalibilidad de los amos que ocupan el poder en el momento.

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